Depósito de almacenamiento solar térmico para calefacción

• Tipos de depósitos
• Funcionamiento, función, componentes
• Recomendaciones de instalación
• Modelos de acumuladores

Fuente de la imagen: ©Hogarsense.es

Los depósitos de almacenamiento son una parte muy importante en los sistemas solares térmicos destinados al apoyo de nuestra calefacción. Ya que en ellos se acumula agua caliente, generada en el panel solar térmico, que utilizaremos en nuestra calefacción y/o como agua caliente sanitaria. Pero hay depósitos que por su función y por su diseño se diferencian de los demás. Así tenemos los depósitos de almacenamiento destinados únicamente a los circuitos de calefacción, y otros que pueden ser usados tanto para la calefacción como para suministro de agua caliente sanitaria.

Estos depósitos de almacenamiento sirven para aportar inercia térmica a la calefacción, principalmente a sistemas como el suelo radiante. Y por ello se llaman depósitos de “inercia”. Tienen la particularidad que no separan dos circuitos, y por ellos circula el agua que proviene de un intercambiador o de una caldera, y desde él se distribuye al sistema de calefacción, ya sea un suelo radiante, radiadores u otro sistema.

Los depósitos acumuladores almacenan el agua caliente que se ha producido en un intercambiador externo para que pueda ser usada posteriormente. Aísla el calor producido para poder utilizarlo después y se basa en la alternancia de ciclos de carga y ciclos de descarga. Estos depósitos se pueden usar tanto para calefacción, acompañando al panel solar térmico, como para agua caliente sanitaria, en función de la instalación. Se diferencia de los anteriores, depósitos de inercia, en que van protegidos interiormente por una capa de vitrificado o sin de acero inoxidable de alta calidad, para evitar que su deterioro afecte a la potabilidad del agua, en caso de tener uso doméstico.

Los depósitos interacumuladores, para panel solar térmico o calefacción, disponen de uno o dos serpentines, para poder calentar el agua que contienen en su interior. De forma que integran en una sola unidad un depósito de almacenamiento y un intercambiador. Y como se pueden usar también para el agua caliente doméstica, suelen tener un acabado interior de acero inoxidable de alta calidad o con un vitrificado.

Los depósitos acumuladores tienen un funcionamiento sencillo. Tienen diferentes aperturas, por las que entra y sale el agua. Y otras para la colocación de diferentes elementos para su control y seguridad. Los interacumuladores tienen la particularidad que al llevar uno o dos serpentines internamente, disponen de una entrada y una salida para cada serpentín. Por estos serpentines podemos hacer circular el agua que proviene de una caldera o el glicol que proviene del panel solar térmico.

De esta forma podemos calentar el agua que contiene el interacumulador. Las medidas que se disponen para su control y seguridad son varios. Y para cada uno se dispone de un orificio, que tiene acceso directo al interior del depósito acumulador, o bien esta envainado.

Es un componente fundamental para la protección catódica galvánica. Se utiliza para proteger contra la corrosión el interior de los acumuladores no vitrificados, que acompañan al panel solar térmico o en el sistema de calefacción. Están fabricados con una aleación metálica de mayor tendencia a la oxidación que el metal del acumulador, es decir, con un potencial de reducción más negativo.

Están diseñados para el control de la presión, se puede instalar en un orificio a tal efecto previsto por los fabricantes de un manómetro que nos indicará la presión en el interior del depósito. Las sondas de presión se usan cuando existe un cuadro de control al que llega la lectura de la sonda y esté la refleja en la pantalla de control y programación.

Al igual que las sondas de presión, tienen la función de informar o controlar, pero en este caso la temperatura. Si son sondas, la información es recogida por el cuadro de control, que decidirá en función de la temperatura medida si enciende la caldera, si hace circular el glicol desde las placas solares térmicas o lo para todo.

Como su nombre indica, son válvulas que ayudan en el vaciado del depósito, tanto para la limpieza y mantenimiento de mismo, como para extraer los excesos de presión, evitando que haya roturas en el circuito de tuberías.

La instalación de depósitos acumuladores es muy importante, según indica la Guía Práctica de la Energía editada por el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE), para obtener el máximo rendimiento del sistema de agua caliente. Y concreta que los sistemas con acumulación de agua caliente son más eficaces que los sistemas de producción instantánea y sin acumulación. También debemos recordar que es muy importante que los depósitos acumuladores y las tuberías de distribución de agua caliente estén bien aislados para evitar pérdidas térmicas.

También es muy importante ajustar el tamaño el acumulador al uso que se destina. En el caso de agua caliente sanitaria, es preciso conocer el número de personas que hay en la vivienda y los hábitos que tienen esas personas. Es decir, si la costumbre es ducharse o bañarse, etc. De esta forma el buen instalador, calculará la necesidad de agua caliente y nos propondrá un acumulador acorde a nuestras necesidades.

Si hablamos de acumuladores para el sistema de calefacción, el instalador también recabará información sobre nuestra vivienda y el sistema de calefacción que tenemos o vamos a instalar. Es muy importante si tenemos radiadores o suelo radiante, si utilizamos apoyo de placas solares térmicas, el tamaño de la vivienda que debe ser calefactada, etc. y con esa información el instalador calculará cuantos acumuladores y de que volumen necesitamos.

Volver al menú de contenidos